"Lo que me duele a veces es la falta de solidaridad. Uno no encuentra fácilmente la solidaridad porque nosotros los clérigos, y no solo los clérigos sino los católicos en general, estamos como predispuestos a constituirnos en jueces de los demás: en decidir si los demás son buenos o son malos, si están de acuerdo con las normas de fe o no lo están. Yo ya había reflexionado en esa situación, pero la sentí más claramente cuando las huelgas de los obreros de Cuernavaca. Yo no quería ser juez. No que no podía, sino que no quería ser juez porque quería ser parte. Y fue entonces cuando el delegado apostólico me dijo: "¿Cómo es que usted dice que no es juez, y luego dice que está con los obreros?" "Sí –le respondí: estoy con los obreros, pero no como juez, sino como parte, tengan o no tengan razón.""¿Pero cómo podría estar con ellos si no tuvieran la razón?" –me dijo- "Pues esa es la única manera como se puede manifestar la solidaridad plena" –le respondí-. Y eso es lo que pienso."
Santiago Méndez Arceo, entrevistado por Vicente Leñero
(Periodismo de Emergencia, 2007)