¿Y la tele apá?


La Ch, 9 de mayo del 2010
La de Carlos Loret de Mola ha sido sin duda la conferencia más concurrida del ciclo "Relatos de Periodistas", organizado por el Semanario Zeta para conmemorar su 30 aniversario. Hasta faltaron boletos o invitaciones.
Los alumnos y maestros que en otras ocasiones ni siquiera se hicieron presentes, estaban desde temprano en el Cecut. Hasta Virgilio Muñoz, director de la institución, se dio el tiempo de dar una breve introducción al invitado, y escuchar tranquilamente casi la totalidad de la conferencia, honor con el que no distinguió a los invitados anteriores.
Las conferencias organizadas por el Semanario Zeta ha sido sumamente valiosas, personajes de primer nivel han dado su punto de vista sobre el ejercicio del periodismo, sobre sus aspectos legales, éticos, su repercusión social y su vinculación con los problemas contemporáneos que aquejan a nuestra sociedad.
Loret de Mola resultaba más atractivo que los demás invitados para el público promedio debido a la exposición mediática del periodista. Junto con López Dóriga, el rostro informativo de Televisa. Además, las mujeres lo ven guapo.
- Ahora sí quieren trabajar conmigo ¿verdad?
Se escuchó decir a un mando medio del Cecut.
- Con presentaciones así, ¡claro!
Todos los asistentes trajeados y lustrosos. Maestros y alumnos, empresarios, ejecutivos, de todo. Presumiendo la invitación que en eventos anteriores salió de sobra. No importa si se trataba de un representante de CNN, de la revista Proceso, de organizaciones que monitorean los derechos y agresiones contra periodistas en el continente. El pasado viernes sí, los trabajadores del Cecut tuvieron que sacar sillas adicionales para acomodar a los invitados. Los que pudieron, recurrieron a sus conocidos para poder entrar.
La conferencia encerraba un enigma también, cómo podría Loret de Mola las posibles críticas por su trabajo en la controvertida Televisa. Fácil podría resultar mandar un misil en la sesión de preguntas y respuestas. Fácil caer en el lugar común de la consigna. Los puntos débiles de Televisa en un debate abierto son muchos, igual los de Loret de Mola. Para Televisa bastaría revisar expedientes de las reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión y Telecomunicaciones, las elecciones presidenciales del 2006, los vetos a personajes como Javier Corral o Santiago Creel, el reciente libro de Carmen Aristegui y Jenaro Villamil. En una sociedad donde los líderes suelen esconderse atrás de la pantalla o un cuerpo de guaruras, un diálogo directo con uno de los rostros de Televisa sólo puede ser visto como un signo de salud, un mínimo ejercicio de transparencia o de atrevimiento.
Después de las salutaciones, biografía y elogios de rigor, De Mola inició su plática con una fuerte crítica a la "guerra contra el narco" de Felipe Calderón. Necesaria sí, dice el periodista, pero también provocada para legitimarse política y electoralmente al inicio de su gobierno. Incluso, lo alude en uno de sus trajes más lamentables, el que le ha permitido al cartonista Hernández caricaturizarlo de formas en que nunca antes se había tocado a un presidente: con la chaqueta y el gorro militar que le quedaron grandes.
Después de eso, Loret de Mola dirige sus cañones al sistema educativo mexicano y sus miserias. Los sindicatos y sus líderes, Elba Esther Gordillo y Jorge Kawashi a la cabeza del partido Nueva Alianza. Las definiciones del periodista son claras. No se puede más que estar de acuerdo con él. Corrupción y política, deshonestidad, corporativismo, atraso educativo, México con los peores índices en desarrollo educativo a nivel global. El periodista joven se da tiempo incluso de aportar alternativas y posibilidades para salir adelante. Con eso cierra la plática. El espacio de preguntas y respuestas no da para mucho tampoco. Elogios y preguntas concretas, pero el tiempo apremia.
Loret de Mola es una persona inteligente y preparada, salvo algunas generalizaciones que son debatibles pero que no resultan excesivas ni absurdas, su discurso fue coherente y atrevido. Casi me parecía escuchar a un líder de izquierda.
El único problema es que casi no hablo de periodismo, de su trabajo, objeto central del ciclo organizado por Zeta. Fue astuto para evitar la crítica, simplemente no tocó el tema. Con eso cierra la plática.
Tendremos que esperar a los que siguen, a Carmen Aristegui o a Miguel Ángel Granados Chapa para continuar escuchando un ejercicio autocrítico de la labor periodística.
A la salida le comento a un amigo: Tendremos que esperar a que venga Elba Esther a hablar de Televisa. Seguramente también irá a la yugular.