Bola 8. Cine experimental sin presunciones

Comencé a escribir desde muy joven. Cuando entré a la universidad busqué trabajo en algún periódico. Me gustaba, me latía el periodismo cultural. En aquel entonces la mejor opción era la Bitácora de Alma Delia Martínez. Hacer periodismo cultural era muy azaroso, lo sigue siendo. Hace poco, Adriana Trujillo me entregó algunos ejemplares de ediciones viejas de la Bitácora donde había textos mios. Este que pongo aquí es uno de ellos. Es una nota del 6 de marzo de 1998, ya era subdirector editorial del medio, que en los hechos no era la gran cosa, pero cómo apantallaba a mis compañeros de la universidad con el cargo. Había que hacer de todo: investigar, transcribir las notas de los colaboradores en una pantalla azul de wordperfect, preparar los textos para internet, buscar imágenes, corregir, desvelarse y repartir los ejemplares por toda la ciudad.
Imaginen lo que era transcribir la Guía Pop de Rafa Saavedra, o Ludovika la Vikinga, novela en entregas de Luis Humberto Crosthwaite, o los primeros artículos de Heriberto Yepez. Era una buena vida esa, todo lo que se necesitaba.  
Bola 8 evolucionó y sus miembros son la crema y nata del cine en Tijuana. Productores, directores, editores, promotores y maestros. Han hecho escuela y generado otros proyectos. Desde los videos de Nortec que dirige Checo Brown, Imaginaria Audiovisual de la Frontera de Salvador Ricalde, Bordocs de Polen Audiovisual, Antropotrip de Huicho Galindo,  Yonke y Producciones 5y 10... la huella de Bola 8 se deja sentir en el cine que hoy se realiza en la ciudad. 
Tijuana no nació ayer.