¿En cuántos discos duros cabe tu existencia?

El problema de toda cultura radica en que la mayor parte de sus registros desaparecen. Para el homo digital los plazos son todavía más cortos, pues los bytes desaparecen más rápido y con menos dignidad que los papeles almacenados en muebles, cajas y maletas. He encontrado los recuerdos de otros abandonados en tianguis y bazares. Con morbo me los llevo a casa para imaginar la historia de estas personas. Pero los bytes no, desaparecen rápido, con un click.
Empecé un blog cuando recién salí de la universidad. Nunca publiqué en él con buen ritmo. En algún momento trasladé mis palabras a Pressless, el proyecto que compartí con Javier Guerra y Roberto Partida. Luego regresé al original pero lo muté cuando salí de Tijuana para estudiar la maestría. Hice trampa pues me traje todos los post de Pressless y en Mi Casita para acá. El de Pressless sigue ahí, detenido en el tiempo, el otro lo borré. Ahora no sé qué hacer con este. 
Los tiempos cambian y yo no soy ya la misma persona que construyó este sitio. Dudo entre dejarlo así como está o borrarlo definitivamente. Vaya pues, nos vamos. Dejamos este sitio aquí flotando por un tiempo. Quizá se quede así, quizá regresemos, quizá hagamos efectivo nuestro derecho al olvido. Nuestras letras siguen por acá, en (http://christian-zuniga.blogspot.mx/). Más que un blog, será una agenda y cuaderno de apuntes sobre los temas que ocupan mi tiempo y mi trabajo. Buen viaje y gracias por detenerse.