Domingo de gripa

El cuerpo sabe cuando hacer una pausa, cuando quebrarse. Generalmente lo hace ya que terminan los compromisos fuertes. En mi caso eso es al final del semestre. El año pasado me enfermé después de año nuevo, hasta fui a dar al hospital. No era nada, puro stress y un poco de presión alta. No pasó a  mayores. Noviembre ha sido un mes pesado. Las clases, la presentación del libro, talleres, clases, una exposición de mis alumnos y una plática. Estuvo duro, pero logré cumplir los compromisos. Pero todavía falta el cierre de semestre, así que las cuentas no están saldadas. Entonces, el cuerpo coge una gripa que nos tumba a todos en casa. Mariana tiene sus compromisos, yo ya les conté y Yahuitl se engripa de pura solidaridad.

Así que nada que hacer, quedarse acostado, hacer un poco de adobes y pendejear. Aprovecho el día para por fin terminar de leer el libro de Élmer Mendoza que me regaló Mariana, para hacer cuentas de cuándo y cómo me gastaré mi aguinaldo y para hacer planes en el 2014. Ya mañana será lunes y volveremos al trajín. De Otay a Playas y de regreso, de diálogos y conectes virtuales. Vamos a escuchar musiquita, vamos a acomodar las tristezas que se nos acumularon este año y que nunca nos van a dejar. Vamos a tomar café. Vamos a escribir. Vamos a dormir todo lo que podamos. Cambio.