Hoy, frente a la Plaza Río, había una parejita haciendo y vendiendo collares, pulseras y cosas de ese tipo. Compré una pulsera y le puse un nombre: A cada acción, una reacción. Tal como lo dices, el dolor pasará y tendré que vivir con ello. No hay más. Cada vez que la vea, más allá del dolor, lo recordaré y te recordaré. Un día habrá una sonrisa.