"Esto trajo corno consecuencia que entre un fraccionamiento y otro no hubiera continuidad de calles ni manzanas. Cada fraccionamiento estaba aislado de los demás y su única conexión con el resto de la población era a través de la carretera Tijuana-Mexicali, en el tramo que actualmente corresponde al bulevar Díaz Ordaz. Así, la ciudad inició su crecimiento hacia el oriente, en sentido longitudinal a la referida carretera."
Antonio Padilla, Historia de Tijuana, edición conmemorativa del centenario de su fundación, capítulo XXII, Tomo I, Universidad Autónoma de Baja California, Centro de Investigaciones Históricas UNAM UABC, Tijuana, Baja California, 1989.