Medea antes del viaje

Publicado en el suplemento Identidad, del periódico El Mexicano, 26 e mayo del 2013

¿De qué puede hablar de un dramaturgo? De su realidad, de lo que está pasando a su alrededor. Lo demás lo desconocemos Me interesa lo que pasa con mi vecino. Me interesan estos testimonios de violencia que nunca había escuchado, que lleguen tranquilos a su casa después de haber visto un evento como el que describe, que mi hijo duerma tranquilo…. Lo más terrible es pensar que nos hemos acostumbrado, que ya lo vemos como una cosa normal.
Medardo Treviño

Medea antes del viaje, compañía Tequio (Reynosa, Tamaulipas), dirección de Medardo Treviño,  se presentó en el Festival Universitario de Teatro de la UABC, organizado por la Facultad de Artes. Medea antes del viaje, es una adaptación de Medardo Treviño a la obra clásica de Eurípides, que se desarrolló a partir de la Beca Creadores Escénicos 2010-2011 del Fonca otorgada a Larissa López, y que tuvo como objeto hablar de la situación de violencia que se viva en el país. Contó con la actuación de Larissa López (Medea), Edgar de la Sancha (Jasón), Arely Padilla (Madre), Carlos Avendaño (Caballo), Alejandro Lustrial (Furia 1), Omar Lustrial (Furia 2), Néstor Lobo (Furia 3).
En el escenario, Medea se descompone en siete pesadillas: el narcotráfico, las balas, la muerte, el horror. El montaje logra transmitir el horror que se vive en México, especialmente en las regiones conquistadas por el narcotráfico. La escenografía, el cajón de una pickup depositado sobre un montón de ramas, y al fondo del escenario más ramas, que me recuerdan el paisaje que hay entre Jalisco y Michoacán, imagino mezquites. Pero las escenas que veo pueden suceder en estos momentos en Michoacán, Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua o Sinaloa, regiones de nuestro México que se encuentran hundidas en un círculo de violencia dantesca. Tamaulipas, la tierra de mi padre, es donde aparecieron 72 muertos y luego otros cien, donde en el 2010 un grupo armado mató a Rodolfo Torre Cantú, candidato del PRI a la gubernatura, donde aparecieron colgados dos supuestos twitteros que informaban sobre situaciones de violencia y una página de Facebook es el medio para informar de bloqueos y comandos armados.
En Tijuana también vivimos el horror, pero nunca tan desbordado como las cosas que nos cuenta la gente de aquellas regiones. Tuvimos, tenemos, balaceras, asesinatos y ejecuciones. Lo más estruendoso fueron los enfrentamientos entre grupos armados, con el ejército, en las tomas de casas de seguridad, asesinatos en restaurantes y discotecas, o de plano, en la calle, las cartulinas con recados. Dos eventos quedaron grabados en la memoria, la balacera de La Cúpula y una persecución que atravesó media ciudad. Lo más horroroso fueron los cadáveres colgados, los tambos que aparecían en distintos rumbos con cuerpos disueltos en ácido, hasta que arrestaron al Pozolero. Luego contuvieron esta violencia, no desapareció, no terminó, pero ya no es tan estruendosa, aunque de cuando en cuando amaga con regresar. Esta semana, por ejemplo, asesinaron a una mujer en un billar de la Zona Río, la parte más cosmopolita de la ciudad. Pero claro, en nuestros peores días nació el fenómeno de la calle Sexta, en el centro de la ciudad, el renacimiento de la avenida Revolución. Aquí no pasó lo del Barrio Viejo de Monterrey, aquí los camiones no bloquearon los caminos, ni otras cosas. A pesar de ello, Medea es un montaje que podemos entender muy bien porque parte de una experiencia común, de lo que ha sido México en los últimos años: el horror. El montaje resulta en una experiencia catártica que, con un lenguaje poético, nos habla de la pesadilla que estamos viviendo, eliminando la corrección política y el sensacionalismo.
La compañía Tequío, bajo la dirección de Medardo Treviño tiene 26 años trabajando en Tamaulipas, uno de los escenarios privilegiados de la violencia. Ésta, dice Treviño, se ha metido a lo más íntimo de nuestras vidas. Después de la función, el grupo se da el tiempo de conversar con los asistentes en una sesión de desmontaje. Durante la conversación, el director y los actores hablan de situaciones en las que se han visto envueltos como compañía y a nivel personal. Un día, mientras un miembro del grupo comía en un restaurante, irrumpieron para llevarse a las personas de la mesa de a lado, un muchacho de la compañía desapareció, un actor contó lo que se siente atravesar por la noche una ciudad desierta luego de un ensayo nocturno, con miedo de encontrarse con un comando, una vez un grupo armado detuvo a la compañía para tomarse fotos con actores famosos. Sobran las anécdotas dramáticas que tiene algún símil en nuestras ciudades, en nuestras propias experiencias. ¿Cómo llegamos a esto?

En el 2010, la Real Academia de la Lengua incorporó en su diccionario de americanismos términos como levantón, plomear, pase, levantón. Pero estas palabras se integraron a nuestro léxico al menos desde los años noventa. Medardo Treviño, director de la compañía, vicepresidente del Centro Mexicano del Instituto Internacional del Teatro UNESCO, habló de una reciente polémica en un encuentro de teatro en el que le hacían una crítica por hablar de estos temas. La respuesta es la misma que da Teresa Margolles cuando la polémica por sus piezas en la Bienal de Venecia: ¿De qué otra cosa podemos hablar?