¿De qué puede
hablar de un dramaturgo? De su realidad, de lo que está pasando a su alrededor.
Lo demás lo desconocemos Me interesa lo que pasa con mi vecino. Me interesan
estos testimonios de violencia que nunca había escuchado, que lleguen
tranquilos a su casa después de haber visto un evento como el que describe, que
mi hijo duerma tranquilo…. Lo más terrible es pensar que nos hemos
acostumbrado, que ya lo vemos como una cosa normal.
Medardo
Treviño
Medea antes del viaje, compañía
Tequio (Reynosa, Tamaulipas), dirección de Medardo Treviño, se presentó en el Festival Universitario de
Teatro de la UABC, organizado por la Facultad de Artes. Medea antes
del viaje, es una adaptación de Medardo Treviño a la obra clásica de
Eurípides, que se desarrolló a partir de la Beca Creadores Escénicos 2010-2011
del Fonca otorgada a Larissa López, y que tuvo como objeto hablar de la
situación de violencia que se viva en el país.
Contó con la actuación de Larissa López (Medea), Edgar de la Sancha (Jasón), Arely
Padilla (Madre), Carlos Avendaño (Caballo), Alejandro Lustrial (Furia 1), Omar
Lustrial (Furia 2), Néstor Lobo (Furia 3).
En el escenario, Medea se
descompone en siete pesadillas: el narcotráfico, las balas, la muerte, el horror.
El montaje logra transmitir el horror que se vive en México, especialmente en
las regiones conquistadas por el narcotráfico. La escenografía, el cajón de una
pickup depositado sobre un montón de ramas, y al fondo del escenario más ramas,
que me recuerdan el paisaje que hay entre Jalisco y Michoacán, imagino
mezquites. Pero las escenas que veo pueden suceder en estos momentos en
Michoacán, Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua o Sinaloa, regiones de nuestro México
que se encuentran hundidas en un círculo de violencia dantesca. Tamaulipas, la
tierra de mi padre, es donde aparecieron 72 muertos y luego otros cien, donde en
el 2010 un grupo armado mató a Rodolfo Torre Cantú, candidato del PRI a
la gubernatura, donde aparecieron colgados dos supuestos twitteros que
informaban sobre situaciones de violencia y una página de Facebook es el medio
para informar de bloqueos y comandos armados.
En Tijuana también vivimos el
horror, pero nunca tan desbordado como las cosas que nos cuenta la gente de
aquellas regiones. Tuvimos, tenemos, balaceras, asesinatos y ejecuciones. Lo
más estruendoso fueron los enfrentamientos entre grupos armados, con el
ejército, en las tomas de casas de seguridad, asesinatos en restaurantes y
discotecas, o de plano, en la calle, las cartulinas con recados. Dos eventos
quedaron grabados en la memoria, la balacera de La Cúpula y una persecución que
atravesó media ciudad. Lo más horroroso fueron los cadáveres colgados, los
tambos que aparecían en distintos rumbos con cuerpos disueltos en ácido, hasta
que arrestaron al Pozolero. Luego contuvieron esta violencia, no desapareció,
no terminó, pero ya no es tan estruendosa, aunque de cuando en cuando amaga con
regresar. Esta semana, por ejemplo, asesinaron a una mujer en un billar de la
Zona Río, la parte más cosmopolita de la ciudad. Pero claro, en nuestros peores
días nació el fenómeno de la calle Sexta, en el centro de la ciudad, el
renacimiento de la avenida Revolución. Aquí no pasó lo del Barrio Viejo de
Monterrey, aquí los camiones no bloquearon los caminos, ni otras cosas. A pesar
de ello, Medea es un montaje que podemos entender muy bien porque parte de una
experiencia común, de lo que ha sido México en los últimos años: el horror. El
montaje resulta en una experiencia catártica que, con un lenguaje poético, nos
habla de la pesadilla que estamos viviendo, eliminando la corrección política y
el sensacionalismo.
La compañía Tequío, bajo la
dirección de Medardo Treviño tiene 26 años trabajando en Tamaulipas, uno de los
escenarios privilegiados de la violencia. Ésta, dice Treviño, se ha metido a lo
más íntimo de nuestras vidas. Después de la función, el grupo se da el tiempo
de conversar con los asistentes en una sesión de desmontaje. Durante la
conversación, el director y los actores hablan de situaciones en las que se han
visto envueltos como compañía y a nivel personal. Un día, mientras un miembro
del grupo comía en un restaurante, irrumpieron para llevarse a las personas de
la mesa de a lado, un muchacho de la compañía desapareció, un actor contó lo
que se siente atravesar por la noche una ciudad desierta luego de un ensayo
nocturno, con miedo de encontrarse con un comando, una vez un grupo armado
detuvo a la compañía para tomarse fotos con actores famosos. Sobran las
anécdotas dramáticas que tiene algún símil en nuestras ciudades, en nuestras
propias experiencias. ¿Cómo llegamos a esto?
En el 2010, la Real Academia de
la Lengua incorporó en su diccionario de americanismos términos como levantón,
plomear, pase, levantón. Pero estas palabras se integraron a nuestro léxico al
menos desde los años noventa. Medardo Treviño, director de la compañía, vicepresidente del Centro Mexicano del
Instituto Internacional del Teatro UNESCO, habló de una reciente
polémica en un encuentro de teatro en el que le hacían una crítica por hablar
de estos temas. La respuesta es la misma que da Teresa Margolles cuando la
polémica por sus piezas en la Bienal de Venecia: ¿De qué otra cosa podemos
hablar?