En días pasados, Virgilio Muñoz, director del Centro Cultural Tijuana, respondió a preguntas de Silvia Chia, reportera del periódico Frontera, quien le ha cuestionado respecto al comunicado que, hasta el día de hoy, han firmado 221 miembros de la comunidad cultural de Tijuana.
La primera reacción de Muñoz es minimizar el contenido de la carta, y la importancia de sus firmantes, “estudiantes” y “desinformados”. En contraparte, Muñoz señala que le avala una trayectoria en puestos gubernamentales, en la dirección del Diario 29, en colaboraciones en medios de comunicación y en, al menos, catorce libros que circulan a nivel nacional.
Silvia Chia, en cumplimiento de su trabajo, y en un ejercicio de objetividad, busca reunir todos los puntos de vista sobre la cuestión. Sin embargo, Virgilio Muñoz ha respondido con poca paciencia. La carta en cuestión ha cuidado en buena medida en emitir calificativos sobre su persona, sino puntualizaciones sobre los mecanismos de designación para el cargo y en la compatibilidad de su trayectoria con las necesidades de la institución.
La carta dirigida a Consuelo Saizar, presidenta del Conaculta, con 221 firmas hasta el día de hoy, dista mucho de estar integrada por desinformados o únicamente por estudiantes. Incluso, en algún momento de la entrevista, Muñoz hace hincapié en su relación con “intelectuales de la región y en el país”. Entre los firmantes hay investigadores, escritores, artistas, profesores universitarios con posgrados, promotores y empresarios de la cultura y músicos. Es decir, la lista de firmantes no carece de nombres importantes y de renombre. También ganadores de premios nacionales en distintos ámbitos del arte. Pero, más que títulos, se refleja la presencia y solidaridad de personas con aportaciones significativas a la cultura regional.
Muñoz, un exsecretario de Educación, desdeña la opinión y la capacidad intelectual del estudiante, etiqueta con la que pretende minimizar una carta que, más que una confrontación, buscaba un diálogo con el Conaculta. Pero su expresión se extiende también al público, a la persona que asiste al CECUT buscando enriquecer su cultura o entretenerse.
¿Qué se necesita para tener una opinión, y expresarla, sobre las cosas que pasan? ¿Qué se necesita para que esta opinión sea escuchada y respetada? ¿Dónde está la diferencia entre una firma y otra? ¿Con estos juicios, el señor Virgilio Muñoz demuestra ser la persona adecuada para dirigir nuestro CECUT? La actividad cultural en Tijuana es diversa, hay proyectos de mayor o menor alcance, pero nunca pequeñeces.